Una décima de segundo puede hacerse eterna
entre agujas de un reloj
que dejó de contar.
Una décima que cuenta mientras se retarda
el tiempo permitido, y puede hacerte volar.
en esos instantes
que no volveran a ser compartidos.
en esos instantes
que no volveran a ser compartidos.
No tengo alas ni números para poder descifrar,
ni tampoco herramientas para hacerlo girar
ni tampoco herramientas para hacerlo girar
lo único que poseo es la silueta de un reloj
que frena mi tiempo
y me hace volar sin numerar.