lunes, 27 de enero de 2014

EL ERMITAÑO









En la ladera de un monte, en el interior de aguadas rocas de greda, persistía  un modesto ermitaño entre matojos silvestres y un pequeño cuenco de agua,a la espera paciente de inevitable muerte.Su cuerpo ya cansado por el paso de los años en letargo sombrío y mísero, entre la búsqueda incesante con la mente y la entidad de su alma. Se acerca mi momento-comentó-y este tormento no consigue colmar, el vacío de la soledad.
Un sutil mascullar alarmó su turbado pensamiento y sus ojos abatidos enfocaron la mirada hacia un rincón de la lóbrega  gruta. Una enorme araña entre hilos tembladores avanzaba inquieta, alzando su negra cabeza en tanteo incitante ante nefasta realidad. El ermitaño sorprendido, no daba crédito a su visión, tantos años oprimidos ante el vació innegable de su añoranza, le negó la realidad de aquella entidad que siempre le acompañó.Un ultimo suspiro extirpó su aliento, avivando el sosiego que tanto buscó, no estaba solo ante su sufrimiento, tan solo no pudo ver, ante el enfoque obstinado de su búsqueda, la expansión del horizonte.
       

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