sábado, 28 de septiembre de 2013

EL MANAR DE LA CORRIENTE

En la cima de un monte
cuatro muros cercaban
triste espacio habitable.

Solo un ventanuco 
hacia de limite
entre la soledad del espacio
y la libertad del horizonte.

Mirada perdida al frente
pies descalzos en el cemento
paredes que desgarran
el dolor hecho llanto.

Cuantas noches...
en la oscuridad del silencio
Cuantos días...
en agonía de lamentos.

Perder la noción del tiempo
se hizo clave
en el enigma del entendimiento.

Quiso ser ave..
para volar hacia el cielo
A veces pensó..
en un veloz ciervo
pero el sentir de su esclavitud
solo le invito a ser..
 un triste gusano rastrero.

Murallas que limitan
el fluir de lo perdido
cuando anulas en tu corazón
el amor por el que vivimos.















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