Quiero secar las lagrimas del llanto
sin hallar el suave paño que frote
el surco profundo de este derrote
que marca los ojos de mi quebranto.
Lágrimas con este pesar de tanto
vivir, sin conocer alma de agote
sabiendo que sufro con el azote
de esta vida colmada en desencanto.
Tener, tengo, apenas un rayo de sol
que vapora mis pupilas plañidas
con sombras olvidadas por el control
dominando entre idas y venidas
como glándula de tierno caracol
que se arrastra para encontrar salidas.
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