En una muda torre
escribí tu nombre,
con tinta de sangre
y pincel humeante.
Subí montañas
para llegar a tu cima,
y a pesar de las heridas
no encontré medicinas.
Los años me debilitan
renovar.. el caos en mis sienes
y el latir, que decir..
subidas y bajadas para oprimir,
aquello inútil de concebir.
Tu nombre sigue escrito
a lo alto de la montaña
y mirarla en el abatimiento
me hace soñar,
con la libertad tan esperada.
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